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La mayoría de las personas necesitan de ayuda profesional en algún momento de su vida; lo más importante es quitar el estigma y hablar de salud mental.
La terapia no es para “locos” y no tiene que ser hasta que algo grave ocurra para acudir a ella; desde el primer momento en que se experimente cualquier malestar general de índole psíquico o emocional/mental, es posible acudir con un profesional, y comenzar con un proceso terapéutico cuando así se desee o si ya existe un motivo de consulta previo (como lo pueden ser sentimientos de tristeza, problemas de familia o pareja, atravesar por una pérdida, etc.). Incluso cuando no se considere como algo “fuerte” la demanda terapéutica, el comenzar un proceso puede brindar las herramientas psíquicas necesarias para lidiar con la vida cotidiana.
Así mismo, en los casos graves o donde existe un riesgo (por ejemplo, situaciones de violencia, ideación suicida, etc) es importante brindar atención de manera inmediata.
Una vez que se tome la decisión de comenzar un proceso terapéutico, es muy importante que se deje la salud mental en manos de un experto; y no caer con charlatanes o personas que no cuentan con la formación requerida para ejercer la psicología clínica (es decir, brindar terapia psicológica).
Sin importar el tipo de corriente que se elija, es importante verificar que el terapeuta con el que se comenzará un tratamiento, cuente con cédula profesional en psicología, esto se puede verificar en el Registro Nacional de Profesionistas; así mismo que esté capacitado para brindar la terapia que ofrece, es decir que haya continuado con estudios y formaciones posteriores a la formación universitaria (preferentemente de posgrado), y principalmente, que sea un profesional que ejerza su carrera con ética, y no tenga malas prácticas como ofrecer o vender productos, comportamientos de acoso, etc.
Finalmente, lo más importante es que la relación terapeuta – paciente sea una donde el consultante se sienta cómodo, y que esté al acceso de sus posibilidades (respecto a por ejemplo, costos, ubicación, medios de comunicación, etc). A veces es común que no se deseé continuar con un terapeuta debido a que no hubo la conexión necesaria, lo importante es no desistir e investigar bien lo que es mejor para cada caso.
En la psicología existen varias áreas, entre ellas se encuentra principalmente la clínica (enfocada a la terapia de pacientes) la organizacional (enfocada a la práctica de la psicología laboral, dentro de empresas e instituciones) y la educativa (enfocada como su nombre lo dice, a cuestiones educacionales, pedagógicas y de enseñanza). Por tanto, quien únicamente tiene la carrera en psicología NO puede ofrecer terapia, ya que se requiere de una formación especializada y posgrados donde se obtenga el entrenamiento, la teoría y la práctica necesaria para ejercer como terapeutas.
La terapia psicoanalítica es una especialización para brindar acompañamiento terapéutico basado en la corriente psicoanalítica. Y difiere del sujeto de estudio, así como de sus técnicas y principios teóricos de otras corrientes como por ejemplo la cognitivo conductual, la breve sistémica, la Gestalt, entre otras.
el objetivo del psicoanálisis es investigar aquellos contenidos psicológicos que, permaneciendo en una etapa inconsciente, afectan el comportamiento y la personalidad de los sujetos, lo que se manifiesta en forma de ansiedades, sueños y lapsos (entre otros). Este tipo de terapia, abre la posibilidad de que se pueda transformar en mundo interno del paciente y a lograr movimiento e invención. Ayudando de inicio, a conocer con mayor profundidad y claridad la manera única en la que los conflictos se presentan, considerando siempre la subjetividad de la persona.
El psicoanálisis es una corriente teórica clínica fundada y desarrollada por Sigmund Freud, a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, es un procedimiento que sirve para indagar procesos anímicos difícilmente accesibles por otras vías, siendo un método de tratamiento de las perturbaciones neuróticas. Laplanche y Pontalis (2004) definen al psicoanálisis como “un método de investigación que consiste esencialmente en evidenciar la significación inconsciente de las palabras, actos, producciones imaginarias (sueños, fantasías, delirios) de un individuo. Este método se basa principalmente en las asociaciones libres del sujeto, que garantizan la validez de la interpretación.”
Este método psicoterapéutico se basa en esta teoría, y está caracterizado por la interpretación controlada de la resistencia, de la transferencia y del deseo. Es decir, se enfoca en la singularidad de cada persona y su mundo psíquico.
Freud establece que ciertos procesos psíquicos son difícilmente accesibles por otras vías; se trata de los procesos inconscientes, piedra angular del método psicoanalítico. El sujeto se encuentra escindido entre su consciencia cotidiana y un conjunto de determinantes inconscientes que lo alienan de sí mismo, cuyas manifestaciones abarcan un abanico amplio, entre ellos síntomas, sueños, lapsus, actos fallidos, etc.
Para ejercer el psicoanálisis, se requieren ciertos aspectos tanto teóricos como metodológicos/ técnicos, y la triada necesaria para todo profesional cuya terapia es psicoanalíticamente orientada está conformada por: el análisis propio, la teoría, y la práctica clínica supervisada.
Existen lineamientos que son invariables del método; estos cuatro pilares conforman lo que conocemos como el dispositivo analítico: la asociación libre, la atención parejamente flotante, la neutralidad y la abstinencia. Estos elementos técnicos permiten que el proceso psicoanalítico pueda llevarse a cabo.
En el proceso analítico, se manejan conceptos como el encuadre, la transferencia, la elaboración psíquica y la intervención.
Como dato importante, cuando la atención se brinda de manera presencial, una vez que se ha comenzado oficialmente el tratamiento (después de las entrevistas iniciales) el paciente toma la sesión mientras está recostado en un diván, mientras el analista está de espaldas a él; una técnica que implementó Freud y que difiere con los encuentros cara a cara que son comunes en otros tipos de terapia.
La duración del tratamiento varía mucho en cada persona, sin embargo, suelen ser terapias de mediano y largo plazo, ya que no se trata únicamente el motivo de consulta, sino todo lo que se deriva de éste.
En psicoanálisis, sostener la frecuencia es indispensable para el éxito del proceso, por lo que suele ser al menos una sesión semanal (de aproximadamente 1 hora). Respecto a los precios, suele variar mucho también según la modalidad, la ubicación, la experiencia y carrera del analista, entre otras cosas.
En México, la consulta puede costar aproximadamente entre $500.00 y $1,200.00 pesos mexicanos, (los costos promedios pueden parecer elevados, pero al igual que en la formación médica, el psicoanálisis es una especialidad que, demanda invertir mucho tiempo, dinero y esfuerzo a quién lo practica) pero hay muchos especialistas e instituciones que ajustan sus precios según las necesidades de su población.
Es importante puntualizar que el tratamiento psiquiátrico NO sustituye la terapia psicológica, sino que se complementan; y que no todos los casos de pacientes en terapia psicológica necesitarán de apoyo psiquiátrico; sin embargo, todos los casos donde exista un tratamiento psiquiátrico necesitan llevar terapia psicológica a la par.
Psic. Vanessa Gómez
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